Intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es una afección de la mucosa intestinal debida a que el organismo produce poca o ninguna cantidad de la enzima lactasa, que se deriva en una imposibilidad de metabolización de la lactosa (el «azúcar de la leche»). De esta forma, cuando la ausencia de lactasa impide al organismo asimilar la lactosa se produce un cuadro clínico representativo como manifestación a esta incapacidad de responder adecuadamente a su presencia en el conducto digestivo.

En las culturas donde el consumo de leche y productos derivados ha sido habitual durante años la probabilidad de padecer esta afección es menor que en aquellos pueblos en donde, tradicionalmente, no se consumía leche, ya que en el caso del primer grupo la cantidad y la duración de la lactasa a lo largo de la vida de los individuos es mayor que en el segundo grupo cultural. Como resultado de esto, la prevalencia de la intolerancia de la lactosa a nivel mundial varía ampliamente dependiendo principalmente del origen étnico. Los grupos más afectados en poblaciones cosmopolitas son los africanos, indios, americanos y asiáticos, contrastando con la baja prevalencia que presentan los norteamericanos caucásicos y los europeos escandinavos.

Tipos de intolerancia

Intolerancia primaria (permanente) 
Es inducida por el ambiente cuando un niño es criado en una sociedad que no consume productos lácteos. e da en varias culturas asiáticas y africanas, donde los productos lácteos industrializados y comerciales son poco comunes.

Intolerancia secundaria o adquirida (reversible o temporal)  Se trata de una deficiencia relativa (transitoria) de lactasa en el intestino debida a patologías o situaciones (como malnutrición o toma de medicamentos) que resultan en una supresión de sus reservas enzimáticas en el tracto digestivo.

Infección gastrointestinal. Se trata de un episodio agudo de gastroenteritis infecciosa que conlleva un daño en la mucosa y microvellosidad del intestino.
Medicamentos. Hay cierta gama de fármacos que pueden dar como resultado un daño mucoso en el tracto gastrointestinal. Algunos de estos son: aspirina, antiinflamatorios no esteroideos (AINES), antibióticos, etc.
Enfermedad crónica del intestino delgado. Algunos ejemplos son: malnutrición, enteritis actínica, gastropatía diabétia, enteritis regional, síndrome carcinoide, fibrosis quística, etc. Algunas personas celíacas pueden también presentar este cuadro, por lo que se desaconseja el consumo de lácteos a quienes padezcan de esta enfermedad.

Deficiencia congénita de lactasa  Es un desorden genético que previene la producción enzimática de la lactasa. Está presente en el nacimiento y el diagnóstico se hace en la infancia temprana. Esta clase de intolerancia viene determinada por los genes y se encuentra muy ligada a la raza o pueblo étnico (territorial) del que se proceda. Por ello, hay una predisposicón genética a padecer una deficiencia de lactasa que impida una correcta absorción de lactosa que puede ser transmitida de generación en generación.

  

Síntomas

La sintomatología a este padecimiento suele surgir tras la ingesta de productos lácteos o alimentos que los contengan en su composición. Dependiendo del nivel de deficiencia de lactasa y la cantidad de alimento ingerido, la magnitud y número de síntomas pueden variar de una persona a otra o, incluso, en diferentes situaciones.

Algunos síntomas son:

Cólicos abdominales
Distensión abdominal
Malabsorción
Flatulencias (gases)
Pérdida de peso
Desnutrición
Crecimiento lento (en niños)
Diarrea
Heces flotantes y con olor fétido
Estreñimiento y defecación con ardor


Alimentos que no se deben consumir
 

Leche, ya sea entera o desnatada, en polvo, líquida o condensada
Postres lácteos (flanes, quesos frescos con sabor de frutas, quesos, mousses…)
Quesos de todo tipo, mató, requesón, quesos para untar, quesos en lonchas o en porciones (sin embargo, la mayoría de quesos curados no suele producir intolerancia)
Nata, líquida o montada, crema pastelera…
Mantequilla y alimentos que la contengan
Dulce de leche
Alimentos preparados que contengan leche (o lactosa)
Nata o cremas
Puré en copos
Pan de molde
Alimentos preparados que contengan quesos
Bechamel o cualquier tipo de salsa que lleve leche o crema de leche o mantequilla
Pastelería industrial en la que utilicen leche, crema de leche o mantequilla como ingrediente (la mayoría)
Helados de crema o cremosos
Batidos de frutas, chocolate
Chocolate con leche

Alimentos que se pueden tomar sin problemas

Es muy importante consumir estos alimentos de forma variada y equilibrada, y si hiciera falta (según el facultativo) se podrían aportar fuentes alternativas del calcio que se suprime eliminando la ingestión de los alimentos «no permitidos».

Todas las frutas
Frutos secos
Todas las verduras y hortalizas, frescas o congeladas, crudas o cocidas
Legumbres, cereales, tubérculos y pan
Carnes, pescados y huevos
Alimentos dulces (mermeladas, jarabes, azúcar, chocolate negro sin leche, caramelos)
Aceites
Bebidas refrescantes, agua, vino o cerveza
Salsa de tomate (según la marca), sofrito, mostaza, mayonesa (según la marca), alioli
Caldos
Especias
Leches especiales sin lactosa

Recomendaciones

Es importante aquí citar el tofu y la leche de soja y todos los derivados de la misma como una solución acertada para quienes padece de intolerancia a la lactosa. Pueden encontrarse en el mercado productos elaborados a partir de la soja, 100% vegetales y sin lactosa, seguros para la salud, y cada vez más asequibles. También se pueden realizar recetas usando leche de soja, y evitar así la lactosa.

 

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